En el transcurso de estos últimos años hemos observado que se ha acrecentado el número de actos en la vía pública (calles o rutas) para manifestarse en contra (la mayoría de la veces) o a favor (menos veces) de medidas de gobierno, de decisiones de empresas que perjudican a los trabajadores, de condiciones de trabajo o estudio que afectan a los ciudadanos, etc. etc.
Estos actos, si bien están garantizados en parte por la Constitución Nacional (pedir o reclamar por supuestos derechos), casi siempre afectan el derecho de los demás, es decir, de quienes no manifiestan o que son ajenos al problema en sí. Los afectan en su derecho, tambien constitucional, de circular libremente por la vía pública.
Quizás este incremento de actos pueda estar relacionado con el dejar hacer de las autoridades que deben ocuparse del orden público. Vemos que, a partir de los hechos trágicos del 20 de diciembre de 2001, y donde en los cuales la policía reprimió a sangre y fuego las manifestaciones de mucha gente que salió a las calles de Buenos Aires, exigiendo la renuncia de De la Rúa y donde hubo varios muertos y heridos por tal represión, pareciera que los gobiernos siguientes de Duhalde y especialmente los de los Kirchner han optado por dejar manifestar sin represión.
Los resultados obtenidos con esta evidente decisión de los gobiernos, ¿han sido satisfactorios? ¿se ajustan a derecho? ¿se debería volver a reprimir? ¿quién defiende a las personas que quieren trabajar y circular en paz? ¿es necesario, a cualquier costo, ser solidarios con las personas que reclaman?
Lo positivo es que a partir de esta decisión prácticamente no ha habido muertos ni heridos en la vía pública como consecuencia de la represión, pero lo negativo es que mucha gente está disconforme y reclama que vuelva la represión que haga cumplir las leyes que ordenan la convivencia.
Quisiera que sea un tema de debate.
viernes, 22 de mayo de 2009
jueves, 21 de mayo de 2009
EL PODER MILITAR EN ARGENTINA DEL SIGLO 20
A Hipólito Irigoyen lo derrocaron los militares en 1930 e iniciaron el período que iba a durar 70 años en Argentina hasta, prácticamente, el fin de siglo. Allí hubo entonces dos gobiernos militares encabezados por los generales José Uriburu y luego Agustín P. Justo.
En 1943 los grles. Rawson y Ramirez derrocan al presidente Ramón Castillo que había sucedido a Ortiz por enfermedad de éste. Tras una breve intervención del Gral. Farrell asume el Gral Perón en 1946, pero esta vez por elecciones populares. En 1955 el Gral. Perón es destituído por los Grales. Lonardi (luego Aramburu) y el almirante Rojas. Luego se llega a un pacto en 1958 en el que se prohibiría el peronismo, pero el Dr. Frondizi asume con el respaldo del Gral. Perón en el exilio.
En 1963 los militares no aguantan más a Frondizi, principalmente por sus conversaciones con el Che Guevara y con Fidel Castro y lo sacan a patadas de la casa de gobierno. Después de un breve plazo en que gobernó el Dr. Guido, monitoreado por los militares, es elegido presidente el Dr. Illia, pero duró poco en el gobierno, porque al Gral. Onganía no le gustaba y lo derrocó. A Onganía le sucedieron otros generales como Levingston y Lanusse hasta que por presión popular admitieron elecciones sin la presencia en ellas de Perón, pero los peronistas se las arreglaron para elegir al Dr. Cámpora para, inmediatamente colocar en la presidencia al Gral. Perón, nuevamente elegido popularmente.
Se muere Perón rápido y asume Isabelita (gran error de Perón), por lo que los militares vuelven a "salvar al país", la echan a Isabelita y entra a regir el terror más sangriento: asume el Gral Videla e inicia el período militar más trágico, con los resultados que todos conocemos. Se acaba el ciclo de Videla, desgastado, y otros generales como Viola y el borracho Galtieri completan el período del terrorismo de estado. Este último, para colmo, nos lleva a una guerra absurda (por lo imposible, pero no por los objetivos) en Malvinas.
La derrota en Malvinas hace que Galtieri se tenga que ir y ponen a otro militar, el Gral Bignone (no recordaba el nombre porque han sido tantos...) como presidente para que llame a elecciones y entregue el poder al Dr. Alfonsín.
Alfonsín hizo lo que pudo, le fue mal económicamente. En el aspecto de reivindicación de la democracia, ante el atropello continuo de los militares, quiso juzgar a las juntas militares del período anterior. Lo hizo a través de la Justicia, pero tuvo al final que negociar leyes que limitaran notablemente ese juzgamiento, ante la presión inaudita que continuaban ejerciendo los militares y para alejar el peligro de una nueva intervención. Alfonsín tuvo un golpe, pero no militar, sino civil, de los peronistas que lo jaquearon todo el tiempo final y se tuvo que ir antes. Pero fue un gobierno en que los militares no volvieron a sus cuarteles.
Lo sigue Menem, que, como pragmático que es, pactó con los militares para que lo dejaran gobernar y chorear tranquilo. Entonces decreta el indulto a los que estaban procesados y los libera de sus sentencias. Éso es lavarse las manos.
Con esta última parte de la reseña quiero decir, que si bien las presidencias de Alfonsín y Menem no fueron interrumpidas por los militares, éstos siguieron teniendo el poder que tuvieron siempre, y no se pudo con ellos.
Por éso quiero destacar un gran mérito de estos gobiernos de los Kirchner, que pocos reconocen, injustamente. Es un gobierno que recibe muchas críticas, muchas de las cuales reconozco como valederas, pero pocos realzan los aciertos que tambien los hubo, y éste es un acierto destacable.
¿Quien se podría imaginar a Frondizi, a Illia o a Menem, ordenando a su comandante del Ejército retirar el cuadro de Videla, nada menos que en el hall principal del Colegio Militar?
¿O quien se podría imaginar, a cualquiera de los presidentes civiles anteriormente mencionados, desarticular la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) para entregársela a las asociaciones de derechos humanos, sin que duraran un minuto más en sus puestos?.
¿A qué otro presidente le hubieran permitido los militares relacionarse políticamente con gobiernos de nuestro continente que mantienen una relación conflictiva con los EEUU como son Cuba y Venezuela, y excelentes relaciones con Bolivia y Ecuador, además buenas relaciones con otros gobiernos sudamericanos que observan líneas no directas con el país más poderoso de la tierra?
Por éso, digo, ¿vale mucho hablar de democracia directa, democracia participativa, parlamentaria, o cualquier opción de democracia, si vivimos con la amenza permanente que de un minuto a otro, esa democacia no exista más, de ninguna forma, con todo el drama que traen consigo estos hechos?.
Me sorprende que personas mayores de más de sesenta años, no reparen en esta realidad que se ha conseguido con la sangre y el sufrimiento de muchos compatriotas, y sigan discutiendo otros temas, que si bien son importantes, y no está demás la discusión, no socaban las bases de nuestra precaria democracia, y éso es fundamental.
Para volver a la Asamblea Virtual Ciudadana clic aquí
En 1943 los grles. Rawson y Ramirez derrocan al presidente Ramón Castillo que había sucedido a Ortiz por enfermedad de éste. Tras una breve intervención del Gral. Farrell asume el Gral Perón en 1946, pero esta vez por elecciones populares. En 1955 el Gral. Perón es destituído por los Grales. Lonardi (luego Aramburu) y el almirante Rojas. Luego se llega a un pacto en 1958 en el que se prohibiría el peronismo, pero el Dr. Frondizi asume con el respaldo del Gral. Perón en el exilio.
En 1963 los militares no aguantan más a Frondizi, principalmente por sus conversaciones con el Che Guevara y con Fidel Castro y lo sacan a patadas de la casa de gobierno. Después de un breve plazo en que gobernó el Dr. Guido, monitoreado por los militares, es elegido presidente el Dr. Illia, pero duró poco en el gobierno, porque al Gral. Onganía no le gustaba y lo derrocó. A Onganía le sucedieron otros generales como Levingston y Lanusse hasta que por presión popular admitieron elecciones sin la presencia en ellas de Perón, pero los peronistas se las arreglaron para elegir al Dr. Cámpora para, inmediatamente colocar en la presidencia al Gral. Perón, nuevamente elegido popularmente.
Se muere Perón rápido y asume Isabelita (gran error de Perón), por lo que los militares vuelven a "salvar al país", la echan a Isabelita y entra a regir el terror más sangriento: asume el Gral Videla e inicia el período militar más trágico, con los resultados que todos conocemos. Se acaba el ciclo de Videla, desgastado, y otros generales como Viola y el borracho Galtieri completan el período del terrorismo de estado. Este último, para colmo, nos lleva a una guerra absurda (por lo imposible, pero no por los objetivos) en Malvinas.
La derrota en Malvinas hace que Galtieri se tenga que ir y ponen a otro militar, el Gral Bignone (no recordaba el nombre porque han sido tantos...) como presidente para que llame a elecciones y entregue el poder al Dr. Alfonsín.
Alfonsín hizo lo que pudo, le fue mal económicamente. En el aspecto de reivindicación de la democracia, ante el atropello continuo de los militares, quiso juzgar a las juntas militares del período anterior. Lo hizo a través de la Justicia, pero tuvo al final que negociar leyes que limitaran notablemente ese juzgamiento, ante la presión inaudita que continuaban ejerciendo los militares y para alejar el peligro de una nueva intervención. Alfonsín tuvo un golpe, pero no militar, sino civil, de los peronistas que lo jaquearon todo el tiempo final y se tuvo que ir antes. Pero fue un gobierno en que los militares no volvieron a sus cuarteles.
Lo sigue Menem, que, como pragmático que es, pactó con los militares para que lo dejaran gobernar y chorear tranquilo. Entonces decreta el indulto a los que estaban procesados y los libera de sus sentencias. Éso es lavarse las manos.
Con esta última parte de la reseña quiero decir, que si bien las presidencias de Alfonsín y Menem no fueron interrumpidas por los militares, éstos siguieron teniendo el poder que tuvieron siempre, y no se pudo con ellos.
Por éso quiero destacar un gran mérito de estos gobiernos de los Kirchner, que pocos reconocen, injustamente. Es un gobierno que recibe muchas críticas, muchas de las cuales reconozco como valederas, pero pocos realzan los aciertos que tambien los hubo, y éste es un acierto destacable.
¿Quien se podría imaginar a Frondizi, a Illia o a Menem, ordenando a su comandante del Ejército retirar el cuadro de Videla, nada menos que en el hall principal del Colegio Militar?
¿O quien se podría imaginar, a cualquiera de los presidentes civiles anteriormente mencionados, desarticular la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) para entregársela a las asociaciones de derechos humanos, sin que duraran un minuto más en sus puestos?.
¿A qué otro presidente le hubieran permitido los militares relacionarse políticamente con gobiernos de nuestro continente que mantienen una relación conflictiva con los EEUU como son Cuba y Venezuela, y excelentes relaciones con Bolivia y Ecuador, además buenas relaciones con otros gobiernos sudamericanos que observan líneas no directas con el país más poderoso de la tierra?
Por éso, digo, ¿vale mucho hablar de democracia directa, democracia participativa, parlamentaria, o cualquier opción de democracia, si vivimos con la amenza permanente que de un minuto a otro, esa democacia no exista más, de ninguna forma, con todo el drama que traen consigo estos hechos?.
Me sorprende que personas mayores de más de sesenta años, no reparen en esta realidad que se ha conseguido con la sangre y el sufrimiento de muchos compatriotas, y sigan discutiendo otros temas, que si bien son importantes, y no está demás la discusión, no socaban las bases de nuestra precaria democracia, y éso es fundamental.
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